La evolución humana toca a su fin debido al decreciente número de mutaciones en el ADN de los progenitores, lo que está convirtiendo a la especie en una "masa global", según el genetista de University College London Steve Jones.
El diario británico "The Times" publica hoy las conclusiones de este investigador que destaca, sobre todo, el daño que la falta de padres de edad avanzada está causando a la evolución humana.
Jones asegura que las mutaciones en el esperma son más probables a medida que la edad del hombre aumenta, especialmente a partir de los 35 años.
Aunque la contaminación química y radiactiva podría alterar el material genético, uno de los factores más importantes para que se den mutaciones es la edad avanzada de los hombres, debido a que la la división celular aumenta con los años.
"Cada vez que hay una división celular, hay una oportunidad de error, de mutación", indica el experto.
En un padre de 29 años, la media de edad a la que los hombres tienen hijos en los países occidentales, se dan alrededor de 300 divisiones celulares entre el esperma que le dio la vida y el que él aportará para su descendencia.
Sin embargo, en el caso de un padre de 50 años, las divisiones superan las mil.
En Occidente los padres empiezan tarde a procrear, pero paran muy temprano.
Por el contrario, según el rotativo "The Daily Telegraph", en Camerún la mitad de los padres tienen más de 50 años, en Pakistán la quinta parte de los padres y en Francia sólo la vigésima parte.
"De forma imprevista, hemos bajado (en Occidente) el ritmo de mutaciones por un cambio en los patrones reproductivos", explica Jones.
Y es que el cambio social humano afecta a su futuro genético, sobre todo por las nuevas pautas matrimoniales y de anticoncepción.
Pero no sólo la edad tiene un impacto negativo en la evolución de la especie, también influyen la selección natural y el cambio genético aleatorio.
Al haber disminuido la tasa de mortalidad en los individuos jóvenes -en los países occidentales el 98 por ciento de las personas sobrevive a los 20 años-, se ha debilitado la selección natural.
Además, los cambios aleatorios también se han reducido, lo que hace que los humanos sean 10.000 veces más parecidos entre sí de lo que deberían ser normalmente de acuerdo con las reglas del reino animal.
La agricultura permitió la superpoblación del planeta -sin ella, no habría ni medio millón de personas en el planeta-, lo que hace que no haya poblaciones aisladas y todas estén conectadas.
El aislamiento permite que los cambios se produzcan a través de las generaciones, debido a la poca influencia del mundo exterior, pero la mezcla conduce por el contrario a la uniformidad.
El diario británico "The Times" publica hoy las conclusiones de este investigador que destaca, sobre todo, el daño que la falta de padres de edad avanzada está causando a la evolución humana.
Jones asegura que las mutaciones en el esperma son más probables a medida que la edad del hombre aumenta, especialmente a partir de los 35 años.
Aunque la contaminación química y radiactiva podría alterar el material genético, uno de los factores más importantes para que se den mutaciones es la edad avanzada de los hombres, debido a que la la división celular aumenta con los años.
"Cada vez que hay una división celular, hay una oportunidad de error, de mutación", indica el experto.
En un padre de 29 años, la media de edad a la que los hombres tienen hijos en los países occidentales, se dan alrededor de 300 divisiones celulares entre el esperma que le dio la vida y el que él aportará para su descendencia.
Sin embargo, en el caso de un padre de 50 años, las divisiones superan las mil.
En Occidente los padres empiezan tarde a procrear, pero paran muy temprano.
Por el contrario, según el rotativo "The Daily Telegraph", en Camerún la mitad de los padres tienen más de 50 años, en Pakistán la quinta parte de los padres y en Francia sólo la vigésima parte.
"De forma imprevista, hemos bajado (en Occidente) el ritmo de mutaciones por un cambio en los patrones reproductivos", explica Jones.
Y es que el cambio social humano afecta a su futuro genético, sobre todo por las nuevas pautas matrimoniales y de anticoncepción.
Pero no sólo la edad tiene un impacto negativo en la evolución de la especie, también influyen la selección natural y el cambio genético aleatorio.
Al haber disminuido la tasa de mortalidad en los individuos jóvenes -en los países occidentales el 98 por ciento de las personas sobrevive a los 20 años-, se ha debilitado la selección natural.
Además, los cambios aleatorios también se han reducido, lo que hace que los humanos sean 10.000 veces más parecidos entre sí de lo que deberían ser normalmente de acuerdo con las reglas del reino animal.
La agricultura permitió la superpoblación del planeta -sin ella, no habría ni medio millón de personas en el planeta-, lo que hace que no haya poblaciones aisladas y todas estén conectadas.
El aislamiento permite que los cambios se produzcan a través de las generaciones, debido a la poca influencia del mundo exterior, pero la mezcla conduce por el contrario a la uniformidad.
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